Como una rosa silenciosa
viernes, 24 de julio de 2009
Como una rosa silenciosa
jueves, 9 de julio de 2009
Vuelvo, despues de tanto tiempo
lunes, 25 de mayo de 2009
El susurro 4
domingo, 17 de mayo de 2009
sábado, 25 de abril de 2009
El susurro 3
viernes, 3 de abril de 2009
El susurro 2
viernes, 27 de marzo de 2009
Ya vuelvo a estar aquí!!!
Y para celebrarlo, os dejo con esta historia:
El susurro 1
La caricia del viento en mi rostro era la más dulce sensación que sentía en mucho tiempo. Por fin había terminado todos mis proyectos y cuentas pendientes y me podía tomar un tiempo de descanso, podía volver a tomarme la vida con calma.
En cuanto terminé de comer al mediodía me puse unos vaqueros y unos playeros para caminar y mochila al hombro, me fui a los acantilados.Allí hay un mirador natural donde los dias de viento las olas salpican espuma sobre las rocas, y allí fue donde me dirigía.
Caminé una media hora por la carretera hasta encontrar el camino que se desvía hacia la costa y en unos pocos kilómetros llegué a la playa.
Era una playa grande, muy amplia y en el extremo sur se formaba una pequeña cala desde la cual se formaba una lengua de arena que llegaba varios cientos de metros mar adentro.
Mas allá de la cala, se alzaban imponentes unos despeñaderos, como si fueran guardianes de a playa y en su cima, se formaba una meseta que era prácticamente inaccesible. Solo yo y unos pocos más conocíamos la pared casi vertical en la que se formaban unos agarraderos de piedra por los que se puede trepar hasta la cima.
Me dirigí hacia la cala y allí monté una tienda de campaña. Nadie se acerca nunca a este lugar, así que monté la tienda, dejé en ella mis cosas, me cambié de ropa y me enfundé los guantes de escalar. Corrí hacia los acantilados y me lancé al agua. Nadé hasta una pequeña plataforma que surgía con la marea baja y desde allí, comencé a escalar. En unos minutos llegué a un saliente ancho del que salía una cornisa estrecha que lleva a otra plataforma donde hay una cueva. La cueva da a una sima, por la que trepé hasta llegar a la cima de los acantilados, donde se forma un prado pequeño en el que nunca hay nadie, eso era lo que necesitaba, soledad, silencio y la caricia del viento.
Con la marea alta la cueva quedaría inundada y no podría bajar, así que recorrí la meseta hasta el extremo que daba a la playa y allí coloqué unos clavos y unas agarraderas de las que colgué una escalerilla de cuerda que llevaba conmigo.
Descendí y recogí mis cosas. Las até fuerte dentro de la mochila y le até una cuerda en las asas. Subí y tirando de la cuerda subí mis cosas.
Esa noche dormí mecido por las olas y soñé con ella otra vez.
Ella era una especie de amiga imaginaria que había olvidado y me visitaba en mis sueños, pero aunque siempre me sonreía y estabamos juntos en los sueños, nunca había oído su voz, quizás porque nunca la imaginé con ella, pero esa noche fue diferente: en el sueño aparecía ella sola, vestida con un vestido blanco precioso y sentada en un pequeño balandro que flotaba a la deriva en el mar embravecido. Ella se sujetaba desesperadamente al borde y esquivaba los palos de la vela, que estaba rota y giraba sin control en el viento. Entonce, ella me miró directa mente y, por fin, escuché su voz, que me decía "Ayúdame".En ese momento, me desperté y salí de la tienda. Una masa oscura de nubes se acercaba rápidamente, y mecido por las gigantescas olas que traía, un pequeño barco velero zozobraba.
Cuando lo vi estrellarse contra la barrera que cerraba la cala escuché un susurro en el viento, y todo el sueño volvió a mi cabeza.
-Ayúdame...
Espero que os guste
martes, 17 de marzo de 2009
lunes, 9 de marzo de 2009
Because of you de Kelly Clarkson y Reeba McEntire
No puedo insertar el vídeo, pero os dejo aquí el enlace:
http://www.youtube.com/watch?v=s-NnWHOUuKw
Espero que os guste
viernes, 6 de marzo de 2009
Sin mas ni mas vuelve la niebla, se apaga la luz y te pierdes en tus propias sombras, te persiguen recuerdos, dudas, errores que no tienen solucion y piensas, no puedes parar de pensar y te hundes más hondo cada vez, hasta que llegas a un punto en el que no puedes ir más allá porque has tocado el fondo de tu alma, y te ves desnudo frente a ti mismo, sin ninguna barrera, sin una mascara o algo tras lo que esconderte, y lloras de rabia, porque no lo entiendes, porque no lo quieres entender...
A veces uno no sabe que pensar, si se hace daño a si mismo o es solo que se imagina cosas...
A veces los dias parece que se ponen en tu contra...
sábado, 28 de febrero de 2009
La luz en la niebla
Quizás un rayo de esperanza, o una guia entre las sombras, la luz entre la niebla me atraía con fuerza. Me acerqué poco a poco y cuando casi podía tocarla, se apagó. La niebla se difuminó y allí estabas tu, ada de espaldas, lorando en la orilla de la laguna.
-¿Qué te pasa? -te pregunté- ¿Qué estas haciendo aquí sola?
-Estoy llorando porque me he perdido
-Yo puedo ayudarte a volver
-No, no puedes, se volver, pero yo lo que quiero es avanzar
-Pero no hay nada más allá de este bosque
-Si que hay algo, hay todo un mundo, y hay alguien que, aunque no me conozca todavía, me está esperando
-Pero eso no puede pasar, no puedes esperar a un desconocido
-Puedes si es tu corazón el que te dice que está allí
Entonces levantaste la mirada y la luz volvió a iluminarnos, tus ojos estaban humedos por las lágrimas, pero estas parecían gotitas de luz que nacian de tu corazón. Cuando me miraste me sentí como si volara. Te levantaste y volviste a caminar, hacia el interior del bosque, hacia el corazón de la niebla. Entonces te seguí. Avanzamos varios dias, pero el sol no nos iluminó. Cuando por fin veíamos la margen del bossque corrí hacia ti y te cogí del brazo. Tus pies estaban flotando sobre un abismo, parecía infinito, terrible.
-Camina sobre la niebla, ella es el puente hacia el mundo que espero encontrar más allá.
-Pero la niebla no es un puente, se aparta cuando la tocas
-Si tu deseo es caminar sobre ella, caminarás sobre ella, pero la mayoría de la gente no sabe como desear, solo desean que pase lo que creen que es real
-Lo intentaré, pero no me dejes caer, porfavor, quiero ver ese mundo del que hablas
Avancé. Puse un pie en los zarcillos de niebla. Me sujetaron como si fuesen un manto de hojas sobre un suelo blandito. Te seguí hasta encontrar un suelo más firme. Allí nos sentamos en el suelo y tu volviste a cerrar los ojos, la luz se apagó poco a poco y te dormiste. Poco a poco fuiste desapareciendo y te convertías en niebla. Cuando desapareciste se levantó viento y la niebla se fue con el. Vi sobre el suelo una jolla, era como una estrella, con un arco de plata sujeto por detrás. La tomé con mis manos y el arco se convirtió en una cadenita. La colgué de mi cuello y volvió a haber luz. entonces vi lo que tu me habías dicho, todo un mundo más allá del abismo, pero un mundo diferente de lo que tu creías que habría, porque todo era agua excepto la pequeña playa en la que yo estaba sentado.
Caminé dias por el arenal, hasta que vi una sombra sentada en la orilla. Me acerqué y vi que era un chico, y que estaba llorando, como tu cuando te conocí.
-¿Qué te pasa? -le pregunté- ¿Necesitas ayuda?
-Estoy esperando a alguien, pero no se quien es, solo se que está más allá de aquel abismo.
-Yo la conozco, cruzó el abismo, pero tubo que irse, pero me dio esto para ti
Enctonces le di la estrella y al colgarla de su cuello, volvió la niebla y tu apareciste con ella. Yo me disolví en los zarcillos para dejaros solos y me acerqué a la orilla. Al tocar el agua, Un camino apareció y supe que en el extremo te encontraría otra vez, pero esta vez esperandome a mi para llevarme al otro lado del mar y encontrar a aquella que me esperaba a mi sin siquiera conocerme.
miércoles, 25 de febrero de 2009
miércoles, 18 de febrero de 2009
Noche de luna
Toda la estación estaba vacía, excepto yo y el reflejo de la luna llena en un estanque. Abrí mi libro y me puse a leer. "Espero no acabarlo hasta que llegue el tren" pensé "asi el tiempo pasará más deprisa".
En ese moemento levanté la vista y vi al fin el viejo tren que me llevaría hasta casa. Era una antigua máquina de vapor a la que le habían cambido la caldera por un motor eléctrico, pero aún así, el vapor salía por la chimenea. Subí y el revisor me ticó el billete.
-El tren está vacío, sientese donde quiera -me dijo-.
Entonces yo busqué un reservado silencioso donde pudiera apagar la luz y dormir un rato si lo deseaba, pero cuando dejé mi maleta, saqué mi libro y comencé a leer otra vez.
Pasaron las horas y se me cerraron los ojos, con lo que el libro se me cayó al suelo. El sonido de las tapas al cerrarse de golpe me despertó y miré por la ventana.
Estabamos en un tunel, y se veía una luz plateada al final.
Cuando salimos vi que era la luz de la luna reflejada en las gotas de rocío de montones de flores silvestres que crecían en un campo.
El tren se detuvo poco a poco y cuando finalmente paró, el revisor entró en la cabina y me dijo:
-Señor, baje del tren, por favor.
Yo obedecí y sali al prado. Con mi libro en una mano y mi curiosidad en la otra, miré a mi alrededor. El campo tenía un aspecto extraño: había montones de flores preciosas, rosas y amapolas, don diegos y camelias, gardenias y campanillas, pero algunas tenian un aspecto extraño. Me acerqué y vi que las flores extrañas eran de papel, y eso me pareció muy extraño, porque eran flores muy delicadas, casi como si fuesen reales...
Entonces recorde que tenía mi libro y me di cuenta de que no tenía puesta la marca, así que arranqué una rosa roja y la coloqué entre las páginas en que me había dormido.
Cerre los ojos y aspiré el aroma, que de tan embriagasdor me hizo caer al suelo casi sin sentido. Miré al cielo y nubes púrpuras se arremolinaban alrededor de la luna llena, que me miraba desde las alturas.
Mis párpados volvieron a cerrarse y no me desperté hasta que el tren se detuvo en el andén de mi pueblo. El Sol entraba por la ventana y acariciaba dulcemente mi piel. Cogí mis cosas y me fui a mi casa. Pensé "todo habrá sido un suño" y me subí en un taxi que me llevó hasta la finca de mis padres. Entonces miré mi libro y la vi: una rosa roja asomaba entre sus páginas.
martes, 10 de febrero de 2009
Un susurro en la lluvia
La lluvia que cae sobre mi piel me despierta lentamente. Estoy tumbado sobre el asfalto, sin nadie a mi alrededor pero en la distancia hay una lucecilla, que brilla casi sin fuerzas. La luz se acerca y poco a poco distingo una mujer que se aceca y llora desconsoladamente. Desde el suelo, intento levantarme, pero no puedo, enonces le digo:
-Oye, ¿te pasa algo?¿Por qué lloras? Se que no nos conocemos, pero si necesitas ayuda puedo intentar haer algo...
-Tu si me conoces, pero no lo sabes. Y tu eres el unico que me puede ayudar, pero no sabes como.
No entendia las palabras de la chica, pero alargue mi mano y con mis dedos rocé su tobillo. Su piel suave y delicada estaba congelada, como si nunca hubiera tenido un abrigo ni una fuente de calor. Rechazó mi tacto encuanto lo notó. Se apartó de mi y me pidio que no lo volviera a hacer, que si la tocaba ambos perderíamos.
Intenté otra vez levantarme, pero el cuerpo no se separaba del suelo.
-No intentes levantarte, no podrás, estas demasiado cansado para hacerlo.
Yo no la escuché y empujé con todas mis fuerzas, pero nada sucedio, mi espalda estaba pegada al suelo, no se separaba de ninguna manera.
Entonces ella me tedio la mano y cuando la cogí, tiró de mi y me ayudó a sentarme.
-Tienes que abrir los ojos, tienes que despertar, si no no podrás ayudarme.
-Ya los tengo abiertos -le contesté-, te estoy viendo.
-No me ves, me sientes, porque yo te siento a ti de la misma manera y te busqué, pero ahora, abre los ojos, vuelve a la realidad, y despierta, porque tu viaje comenzará pronto.
Me empujó y caí en la misma posición que antes. El golpe me hizo mucho daño y durante un momento no pude respirar. Entonces oí un único pitido de contínuo piiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiii y derrepente el aire inundó mis pulmones como si fuera fuego, quemandome, y empecé a oir pitidos cortos y regulares pi... pi... pi.... Abrí los ojos y vi a dos hombres inclinados sobre mi, uno sujetada unas planchas sobre mi pecho, el otro, un balón de oxígeno. Seguía estando vivo.
miércoles, 4 de febrero de 2009
Bueno, pues eso, que el dia me salio redondo
Yo tenía pensada una canción para hoy y la voy a subir igual, es una versión por Cascada de el mítico Because de Night de Patti Smith, espero que os guste
Espero que vuestro dia y el mio sean mejores que el mio de ayer
Cuidaros
Dw
viernes, 30 de enero de 2009
Mi canción
My Immortal, de Evanescence
Im so tired of being here
Suppressed by all my childish fears
And if you have to leave
I wish that you would just leave
cause your presence still lingers here
And it wont leave me alone
These wounds wont seem to heal
This pain is just too real
Theres just too much that time cannot erase
When you cried I'd wipe away all of your tears
When you'd scream I'd fight away all of your fears
I held your hand through all of these years
But you still have
All of me
You used to captivate me
By your resonating life
Now Im bound by the life you left behind
Your face it haunts
My once pleasant dreams
Your voice it chased away
All the sanity in me
These wounds wont seem to heal
This pain is just too real
Theres just too much that time cannot erase
When you cried I'd wipe away all of your tears
When you'd scream I'd fight away all of your fears
I held your hand through all of these years
But you still have
All of me
Ive tried so hard to tell myself that youre gone
But though youre still with me
Ive been alone all along
When you cried Id wipe away all of your tears
When you'd scream Id fight away all of your fears
I held your hand through all of these years
But you still have
All of me, me, me...
Espero que os guste tanto como a mi, para mi no hay una cancion más dulce
miércoles, 21 de enero de 2009
La leyenda del fuego
Hace mucho tiempo, cuando ni el sol ni la luna se habían creado y del cielo no colgaban todavía las estrellas, el mundo estaba sumido en la más absoluta oscuridad. Por aquel entonces sólo vivían en nuestro planeta seres mitológicos como los elfos, ogros, enanos, etc. Para ver utilizaban antorchas y los árboles estaban desnudos, sin hojas ni flores que adornasen sus largas ramas, que se alzaban hacia el cielo, como si buscasen la luz para poder ser más que unos simples troncos que no daban señales de vida. Era pues, un planeta triste y silencioso.
Cierta vez, el dios que reinaba sobre los elementos, se enamoró de un hada de extraordinaria belleza. Cuando su amor se vio correspondido, se casaron, a pesar de que estaba muy mal visto entre seres de distinta raza. Ellos eran felices, pues se tenían el uno al otro, pero el hada deseaba ser madre y se empezó a sentir muy desdichada, porque sabía que era imposible. Todo esto lo supo una ninfa amiga suya (por aquel entonces la amistad entre hadas y ninfas era frecuente) y le propuso un trato: podría tener hijos, pero todos pertenecerían a la raza de las ninfas. El hada aceptó, pues su deseo de ser madre podía con cualquier impedimento.
Pasó el tiempo y el hada quedó encinta. Luego llegó la hora del parto. Primero nació una ninfa que tenía el don de la belleza y que representaría el elemento del agua. Luego otra que sería muy inteligente y que representaría la tierra. Poco después, nació la ninfa del aire, la más ágil y rápida. Y por último una que sería la más bondadosa, cuyo elemento era el fuego.
Las cuatro ninfas de los elementos fueron criadas por sus padres y tuvieron una infancia muy feliz. Cuando se hicieron mayores, su madre las envió para que convivieran con el elemento de cada una y éstas partieron a los pocos días.
Un año después, las cuatro hermanas se encontraron. Después de multitud de abrazos y risas, decidieron contar cada una su experiencia. Habló primero el agua, la primera en nacer:
- Yo he visto manantiales y cataratas. He visto el rocío de la mañana y la fresca lluvia. Me encanta el elemento que represento.
- Pues yo -dijo la tierra, que era la siguiente- he visto grandes montañas. He entrado en bellas cuevas y me he tumbado en la fina arena de la playa. Mi elemento es hermoso.
- Yo, como ninfa del aire -dijo la siguiente- he oído ulular al viento y lo he sentido acariciando mi piel. Ha jugado con mis cabellos, ¿no es maravilloso?.
Las tres ninfas, que ya habían acabado su relato, callaron, esperando oír la historia de su hermana. Como no decía nada, le preguntaron:
-¿Y tú qué has visto?, ¿cómo es el fuego?
Ésta aguantó las lágrimas, horrorizada de la experiencia que había vivido. Pero decidió compartir su congoja con sus hermanas.
- ¡Ha sido horrible! He visto monstruosos rayos que rompían en el cielo y que hacían temblar todo con su sonido. He visto a las llamas quemar los bosques y casas, destruyendo todo a su paso y matando a mucha gente. Lo he pasado muy mal. Odio el fuego, ¡lo odio!
Sus hermanas, que eran crueles y no sentían compasión le, respondieron:
- Eres pues, un ser malvado. No te queremos con nosotras y nadie querrá estar contigo. Deberías irte lejos de aquí. Eres una deshonra para nuestra familia.
Al oír esto, la pobre ninfa del fuego se fue, llorando sin consuelo. Sus hermanas pensaron que moriría de dolor y, al poco tiempo, volvieron a casa. Sus padres las recibieron con gran alegría, pero echaron en falta a su hija pequeña. Cuando les preguntaron por ella, las tres ninfas mintieron y dijeron que no la habían visto.
La madre decidió salir a buscarla y a todo el mundo le preguntaba por su hija perdida. Un ser pequeño, redondo y de grandes ojos había estado presente en el encuentro de las cuatro ninfas y se lo contó todo.
El hada se marchó llorando al enterarse, dando a su hija por muerta y decidió castigar a sus tres hijas. Creó las inundaciones, los terremotos y los huracanes y las ninfas se sintieron muy desgraciadas.
Pero la ninfa del fuego no había muerto. Cuando se separó de sus hermanas voló y voló hacia el cielo, como queriendo huir de aquel mundo. Y cuando no pudo más y se creyó morir, una luz inundó todo su cuerpo, una luz tan grande que alumbró la Tierra, aunque la había dejado muy, muy atrás. Y la estela que dejó mientras volaba se convirtió en lindos luceros. Así pues, se había transformado en el sol y su rastro en las estrellas. Y con su luz en los árboles brotaron hojas, frutos y flores de todos los colores y muchas plantas muy diversas. Nacieron multitud de animales y la Tierra se convirtió en un planeta hermoso. Cuando volvió a ver una tormenta se asustó un poco, pero su luz traspasó las gotas de lluvia y se deshizo en mil colores: el primer arco iris.
La ninfa del fuego no se volvió a sentir desgraciada, pues ella, el sol, era fuente de vida y disfrutaba viendo desde allí arriba todas las cosas bellas que había creado.
Su madre se sintió muy feliz, pues su hija había comprendido la importancia de su elemento, a partir del cual se obtiene todo lo demás, que le da vida a todo y que nos permite observar las maravillas de la naturaleza. Y para no perderla nunca de vista creó un gran espejo que reflejase a su hija cuando se escondía en el horizonte y le llamó Luna.
Hoy en día el sol nos inunda con su luz cuando es de día, y cuando éste se pone salen la Luna y las estrellas y todos miramos hacia arriba para contemplar tanta belleza.
Y es entonces cuando nuestra amiga se siente más feliz.
Bonito, ¿no creeis?
lunes, 19 de enero de 2009
La promesa de un sueño 3: Atardecer
Salió del agua al otro lado del estrecho que unía separaba su isla de una peninsula cercana, y se tumbó en la arena. Se empeñó en no sentir nada, pero no podía, las lágrimas afloraron a sus ojos y la arena a su alrededor se empezó a humedecer aún más de lo que ya estaba.
Moverse solo aumentaba el dolor y quedarse quieto le obligaba a pensar así que se durmió.
Se despertó cuando la espuma le hizo cosquillas, la marea había subido y estaba alcanzandolo. Se movió y se lanzó al agua, volviendo a su isla. Llegó unos minutos antes de que el atardecer cayera y entro en el bosque. Buscó el estanque que había soñado la otra noche donde la luna llena le había mirado a los ojos, y al llegar, entre los árboles se filtraban los últimos rayos del Sol. Encuanto este se ocultó, la luna quedó reflejada en el agua y esta vez, un rostro surgió del reflejo. Era ella, la mujer de su sueño.
Salió del agua, estaba mojada y temblaba de frio. Le dio la chaqueta que llevaba, porque era mejor que nada aún estando húmeda por haber estado todo el dia en el bosque olvidada y ella cubrió su cuerpo delicado y perfecto con la prenda. Abrió la boca, como queriendo decir algo, pero de su garganta no surgió sonido alguno. Entonces el la miró a los ojos y un torrente de emociones y recuerdos lo inundó, pero esta vez, no intentó contener las lágrimas. Se abrazaron y caminaron hasta el arbol donde él había dormido, pero esta vez para mirar el vacío que la luna había dejado en el cielo para visitar a la persona a la que amaba y al que solo en sueños había visitado hasta entonces, siempre en luna llena...
sábado, 17 de enero de 2009
La promesa de un sueño 2: Amanecer
Aquella noche vagó entre las sombras con la rosa en la mano.
Esta vez el sueño era diferente y el sabía que algo había cambiado en su interior, pero no sabía que. Caminó hasta el lindero y entró en la playa, caminó hasta la orilla y se lanzó al agua. Nadar de noche le tranquilizaba mucho y necesitaba tranquilizarse un poco.
Nadó hasta que la ciudad solo era un puntito brillante en el horizonte y el bosque una sombra sin forma.
Se dejó llevar por la corriente y llegó a la orilla otra vez, cerca de la laguna salada. Salió del agua y se revolvió el cabello para secarlo, caminó hacia la laguna y allí arrancó una de las rosas blancas que crecían mas hermosas que en ningún otro lugar todo el año.
Era extraño que crecieran en un lugar tan hostil para las plantas, pero parecía como si la sal les diera fuerzas en lugar de matarlas.
Justo en el momento en el que despuntaba el alba, extendió su brazo y lanzó las rosas al agua, donde flotaron y se confundieron con las estrellas y el cielo. Esa era su promesa.
Cuando se dio la vuelta, la luz del amanecer iluminó su rostro y le permitió ver como una sombra se deslizaba suavemente fuera de su vista, solamente vio una melena moverse como si fuese viento. Corrió hasta donde había estado su visitante, pero no había hueyas ni ninguna marca. Le extrañó no haberla sentido, el don de la empatía le hacía sentir todo lo que sentía alguien a menos de veinte pasos y ella, porque estaba seguro de que era una chica, no desprendía ninguna emoción. Se sentó en la orilla a ver como ascendía el astro rey y eclipsaba el brillo de la luna llena.
La promesa de un sueño 1: Luna llena
Esta es mi primera entrada, y quiero decir que me he animado a escribir este blog porque me gustan las historias y estoy intentando aprender a escribir las mias propias. Espero que a todo el mundo le guste esta primera que voy a escribir: La promesa de un sueño. Se divide en tres partes, espero que os guste y lo comenteis.
Era de noche, la luna brillaba en el cielo y al pie del arbol había un bulto entre las raíces que sobresalían. El chico se removio en sueños y desperto. Otra vez se había quedado dormido en el bosque, se dijo y se puso de pie y empezó a caminar.
Mientras caminaba llegó al estanque y miró el reflejo de la luna. Se dio cuenta de que nunca había estado allí en luna llena y se sonrió a si mismo. Caminó en dirección al arroyo y lo siguió hasta la desembocadura en la playa, donde se mezclaba con las olas. Siguió caminando por la orilla hascta que vio las luces del pueblo y se dijo a si mismo que prefería la calma del bosque, pero si no volvía a casa se iban a preocupar por el. Caminó hasta una casita en el extremo más cercano del pueblo a la playa. Picó a la puerta y entró cuando le abrieron. Dentro olía a un humo fuerte de leña y hacía calor, hasta ese momento no se había dado cienta de que fuera hacía bastante frio y se tapó el cuello con el jersey. En un sillón enfrente de un fuego de hogar estaba sentada una chica fabulosa, era muy guapa y tenía una sonrisa deslumbrante, solo sus ojos rompían la ilusión, porque de ellos destilaba una tristeza dolorosa. El ya conocía esa sensación, eran amigos y sus dones le permitían saber el dolor que ella sentía, de hecho, todo lo que ella sentía. Sabía que estaba destrozada por dentro, que la muerte era menos desoladora que estar así, pero aún asi el aguantaba, porque ella lo necesitaba y necesitaba que fuera fuerte por los dos. Se acercó hasta el sillón y ella se levantó, lo abrazó y lo invitó a sentarse. El escojió un comodo sofá de varias plazas donde se recostó mientras ella se volvía a sentar en su sillón. Juntos y en silencio se miraron el uno al otro y supieron que estaban un poco menos destrozados. El fuego se apagó de repente y la luz de la luna los iluminó. Una lágrima rodaba por el rostro de el, porque había recordado que seguía durmiendo entre las raíces del arbol y que ella solo era un sueño recurrente que le hacía sentirse mejor de vez en cuando. Pero entonces, se levantó y a su lado vió una flor, era una rosa negra... era una promesa...