sábado, 17 de enero de 2009

La promesa de un sueño 1: Luna llena


Esta es mi primera entrada, y quiero decir que me he animado a escribir este blog porque me gustan las historias y estoy intentando aprender a escribir las mias propias. Espero que a todo el mundo le guste esta primera que voy a escribir: La promesa de un sueño. Se divide en tres partes, espero que os guste y lo comenteis.



Era de noche, la luna brillaba en el cielo y al pie del arbol había un bulto entre las raíces que sobresalían. El chico se removio en sueños y desperto. Otra vez se había quedado dormido en el bosque, se dijo y se puso de pie y empezó a caminar.
Mientras caminaba llegó al estanque y miró el reflejo de la luna. Se dio cuenta de que nunca había estado allí en luna llena y se sonrió a si mismo. Caminó en dirección al arroyo y lo siguió hasta la desembocadura en la playa, donde se mezclaba con las olas. Siguió caminando por la orilla hascta que vio las luces del pueblo y se dijo a si mismo que prefería la calma del bosque, pero si no volvía a casa se iban a preocupar por el. Caminó hasta una casita en el extremo más cercano del pueblo a la playa. Picó a la puerta y entró cuando le abrieron. Dentro olía a un humo fuerte de leña y hacía calor, hasta ese momento no se había dado cienta de que fuera hacía bastante frio y se tapó el cuello con el jersey. En un sillón enfrente de un fuego de hogar estaba sentada una chica fabulosa, era muy guapa y tenía una sonrisa deslumbrante, solo sus ojos rompían la ilusión, porque de ellos destilaba una tristeza dolorosa. El ya conocía esa sensación, eran amigos y sus dones le permitían saber el dolor que ella sentía, de hecho, todo lo que ella sentía. Sabía que estaba destrozada por dentro, que la muerte era menos desoladora que estar así, pero aún asi el aguantaba, porque ella lo necesitaba y necesitaba que fuera fuerte por los dos. Se acercó hasta el sillón y ella se levantó, lo abrazó y lo invitó a sentarse. El escojió un comodo sofá de varias plazas donde se recostó mientras ella se volvía a sentar en su sillón. Juntos y en silencio se miraron el uno al otro y supieron que estaban un poco menos destrozados. El fuego se apagó de repente y la luz de la luna los iluminó. Una lágrima rodaba por el rostro de el, porque había recordado que seguía durmiendo entre las raíces del arbol y que ella solo era un sueño recurrente que le hacía sentirse mejor de vez en cuando. Pero entonces, se levantó y a su lado vió una flor, era una rosa negra... era una promesa...

1 comentario:

  1. ¡Hola compañero!, antes que nada agradecerte que me hayas agregado a este invento de los seguidores. Imagino que me habrás visitado, aunque no me hayas escrito nada, por lo que espero que te gustara mi desván.
    Veo que estás comenzando en esta nueva aventura y te deseo mucha suerte y los mayores éxitos.
    Escribir es algo muy personal y muy subjetivo. Mi consejo es que escribas para ti. Si algo te gusta a ti, podrá gustar a los demás. Tú debes de ser tu mejor crítico.
    Y bueno, como punto de partida no está nada mal, por lo que te animo a continuar y para cualquier cosa, ya sabes donde me tienes.
    El mundo necesita de historias, de sueños, así que bienvenido. Espero escuchar muy pronto grandes cosas de ti.
    Un abrazo, amigo.

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