lunes, 19 de enero de 2009

La promesa de un sueño 3: Atardecer

Las olas le acariciaban los pies mientra caminaba por la orilla. Llevaba allí todo el dia, recorriendo la playa de arriba a abajo pensando en como podía alguien no sentir sin sentir un vacío. Entonces, cuando el Sol llegó al punto más alto y el mediodia descargó sobre él con toda su fuerza, echó a correr y saltó al agua. Nadó hasta llegar a la corriente que había alcanzado la noche anterior y se deslizó aún más allá. Había recordado algo que creía haber enterrado bien hondo, en un podo muy profundo sumergido bajo las olas, pero volvió con una fuerza decastadora y solo las olas lo podían aplacar.
Salió del agua al otro lado del estrecho que unía separaba su isla de una peninsula cercana, y se tumbó en la arena. Se empeñó en no sentir nada, pero no podía, las lágrimas afloraron a sus ojos y la arena a su alrededor se empezó a humedecer aún más de lo que ya estaba.
Moverse solo aumentaba el dolor y quedarse quieto le obligaba a pensar así que se durmió.
Se despertó cuando la espuma le hizo cosquillas, la marea había subido y estaba alcanzandolo. Se movió y se lanzó al agua, volviendo a su isla. Llegó unos minutos antes de que el atardecer cayera y entro en el bosque. Buscó el estanque que había soñado la otra noche donde la luna llena le había mirado a los ojos, y al llegar, entre los árboles se filtraban los últimos rayos del Sol. Encuanto este se ocultó, la luna quedó reflejada en el agua y esta vez, un rostro surgió del reflejo. Era ella, la mujer de su sueño.
Salió del agua, estaba mojada y temblaba de frio. Le dio la chaqueta que llevaba, porque era mejor que nada aún estando húmeda por haber estado todo el dia en el bosque olvidada y ella cubrió su cuerpo delicado y perfecto con la prenda. Abrió la boca, como queriendo decir algo, pero de su garganta no surgió sonido alguno. Entonces el la miró a los ojos y un torrente de emociones y recuerdos lo inundó, pero esta vez, no intentó contener las lágrimas. Se abrazaron y caminaron hasta el arbol donde él había dormido, pero esta vez para mirar el vacío que la luna había dejado en el cielo para visitar a la persona a la que amaba y al que solo en sueños había visitado hasta entonces, siempre en luna llena...

2 comentarios:

  1. Una bonita demostración de que los sueños se cumplen. Me gustó que se abrazaran. A ver lo que sale de ahí. Esperaré próximas entregas. Un abrazo, amigo y gracias por dejar tu opinión en mi desván. Me alegró que coincidiéramos, porque esas cosas unen. Pero a ver si tenemos más suerte. Que te vaya bonito.

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  2. Por cierto, las fotos son una pasada. Me dejaron alucinado todas. Tienes intuición para eso y aciertas con cada imagen. Hasta pronto.

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